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Etnografiando el mundo policial desde el encierro
Un análisis antrapológico desde la voz de ex agentes de seguridad pública

En los últimos años, ha aumentado el número de agentes de la seguridad pública que ingresan a las cárceles no para vigilar, sino para cumplir sus condenas. Los delitos que se les imputan o por los que purgan sentencias son diversos (delincuencia organizada, secuestro, homicidio, desaparición forzada, tortura, entre otros). Los ex policías en prisión ha sido un interés intelectual y académico desde hace más de una década para quien suscribe estas líneas. Dos son las indagaciones principales que han orientado este interés: ¿Cuáles son los procesos que llevaron a estos profesionales de la seguridad a prisión? y ¿Cómo entienden ellos sus vivencias en el ámbito policial y en el ámbito destinado a aquellos que antes eran el foco principal de sus actividades?

A grandes rasgos, ¿qué dice la literatura sobre el tema de la prisión de ex policías?

Los estudios científico sociales sobre los profesionales de la seguridad pública han crecido sobremanera en las últimas dos décadas, con énfasis en los estudios policiales (Fruling, 2009; Muñiz, 2018; Suárez, 2006). En este tipo de estudios se ha dado especial atención a los aspectos característicos de la cultura organizacional -prácticas, saberes, entrenamientos, identidad profesional y la dualidad entre el ethos militar versus el ethos policial en el ejercicio de vigilancia y seguridad pública. Otras dimensiones que se han destacado son el uso progresivo de la fuerza y el control de la actividad, lo que explicaría porqué -en parte- siguen sucediendo muertes violentas originadas por intervenciones policiales legales en México.

Los análisis nacionales subrayan que las ilegalidades cometidas por policías son muchas veces legitimadas por las propias instituciones de adscripción y por las agencias que deberían controlar los excesos policiales. En esta lógica, los policías procesados y castigados son aquellos que se excedieron del límite de lo tolerable, dando enorme visibilidad a las ilegalidades cotidianas de la policía, lo que hace imposible a los superiores y a los operadores del sistema de justicia penal no investigar, procesar y, en situaciones muy específicas, castigarlos (Bueno, & Willis, 2019; Silva, 2015; Reis, 2013). Todos suelen recibir el apelativo de “ex” porque el proceso y posteriormente, el castigo implica la pérdida del cargo o de la función, aunque sea de manera temporal. Al final, siempre pueden entablar una acción legal y algunas veces logran regresar a su cargo/función.

Dra. María Eugenia Suárez De Garay
Profesora-investigadora titular C

Dra. María Eugenia Suárez De Garay
Profesora-investigadora titular C

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